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makandal

Paisaje

 

entre las hojas muertas
cadáveres
barcos
me encuentro
solo por complacer el capricho de tu boca
a la sombra del sueño
debajo del olvido
acurrucado como un sueño al costado del silencio
allí te espero
solo por complacer
el capricho de tus labios
entre las hojas muertas
cadáveres exquisitos
que recuerdan la gloria del hombre que no calla
a resguardo del ojo
que brilla desbocado
en el ocaso
allí te espero
solo por complacer
el deseo de tus ojos
entre las copas
rotas
de abedules y acacias
y fragantes eucaliptos
sacudido por el viento de la tarde
como un barrilete
aterido
allí
te espero
solo para mirarme
en el espejo de tus ojos
verdes como esas copas
rotas
de
nostalgia
                                        Oscar Weidl

A propósito de los poetas*

Orfeo lapidado junto al Hebro es tal vez el testimonio más irrefutable y antiguo de que los dioses de la mitología no amaban a los poetas. Ahora sabemos porque: desde un comienzo, Zeus y los suyos adivinaron que individuos como el tracio venían con su canto y su lira a disputarles las palabras con que habían explicado y ordenado el mundo; a subvertir los significados sobre los que se asentaba su poder. Que Orfeo se volviera a mirar a su amada Eurídice, aunque lo tuviera prohibido, fue nada más que el pretexto que se usó para hacerlo despedazar, para castigar su insolencia de querer compartir y decodificar los misterios del verbo. Desde entonces, y aunque los dueños del Olimpo hayan cambiado –no así su odio, qué siguió intacto-, el nacimiento de un poeta se interpretó siempre como un signo en potencia de que las sociedades podían intentar otras miradas y otras palabras distintas a las que nos imponen los poderosos como visión del universo y que nada de lo hecho, pensado o escrito sobre la inevitable mediocridad y la abyección de la existencia es definitivo e inmodificable.
                                                                  

* Por Alberto Catena (periodista argentino)
A propósito del centenario de Raúl GonzálezTuñón

Partir

Partir.

Partir no es más que eso.

Partirse

Segmentarse

Fragmentarse.

Dejar un poco de uno aquí y llevarse el resto.

Dejar un mucho de uno aquí y llevarse el resto.

Partir.

 Partir es más que eso.

Quebrarse

Molerse

Hacerse añicos.

Desenterarse

Desasirse y deshacerse.

Desmembrarse

Partir no es más ni menos que eso.

Recrear

Renacer

Recrearse.

Hacerse nuevo a fuerza de mutilaciones.

Hacerse nuevo a fuerza de adhesiones

Aprehensiones.

Crear desde el despojo.

Crecer desde el despojo.

Partir es menos y más que eso.

Partir es repartirse

Multiplicarse

Darse.

Entregarse en fracciones y al vez en enteros.

Partir es crecimiento

Nacimiento

Es parición.

Partir

 Amor

Es milagroso

Jesús partió Los panes

Che Jesús, para que no hubiera hambre,

Y yo parto de tu lado

Amor

Para que ocurra exactamente lo contrario.

Para que tengas hambre de mi.

Para tener hambre de vos.

Cada vez más hambre

Cada vez más grande

                                                                                                          El hambre

                                                                                                                       Y

                                                                                                             El Amor

                                                                                                                    O.W.

Sentirse solo

Sentirse solo

A veces, solo a veces, salís a la ventana y no hay nada más allá que te contenga. Universo de escoria, hostil e inaccesible, te sacude la sonrisa y la nostalgia. De nada sirve gritar, llorar, tomar pastillas y alcohol. Nadie va a enterarse. Nadie va a darse por enterado. Podés seguir pegado al cristal de tu ventana una vida, o podes reventarlo en mil pedazos y cortarte las venas con sus trozos. Podés imaginar que sos valiente o también descubrirte muy cobarde. Podés volverte místico y rezarle a algún dios, todos los dioses o descreer del cielo y hacer la revolución en la tierra. Podés ser muchas y ninguna que nadie va a enterarse o darse por enterado.

Que nadie va a mover un dedo por hacer que te sientas menos solo.
Todos van a sentarse a esperar que tu reloj explote en mil pedazos y juntarán tus sobras entre llantos y dirán que te querían y te extrañan y que el mundo no volverá a ser lo mismo sin vos, sin tu presencia, sin tu alegría de vivir. Hablarán de tus valores como si los conocieran y jurarán mil veces que los días serán distintos sin vos. Sin vos pegado a los cristales, fríos, de tu ventana.
O. W.

 

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